Pensabais que como me gustan los cuentos de hadas paso del futbol ¿a qué si? Pues no. Existe la idea de que el fútbol tiene poco roce con la literatura. Es verdad que falta una gran novela donde el fútbol sea el protagonista. Pero mientras llega, hay muchos buenos textos alrededor del fútbol y muchos escritores (y escritoras) apasionados de este deporte. Aquí van algunos.
El escritor y cineasta fue jugador amateur del Bologna. En 1971 escribió un articulo en Il Giorno: El fútbol es un lenguaje con sus poetas y sus prosistas, en el que hace un prolijo análisis de como el fútbol es un lenguaje con las mismas convenciones que el lenguaje hablado, donde las patadas al balón son los fonemas, que se combinan dentro de la sintaxis del partido y para ser descodificados por los espectadores (en serio). Dice Pasolini:
Pues bien, en la lengua del fútbol se pueden hacer también distinciones de este tipo: el fútbol adquiere subcódigos desde el momento en que deja de ser puramente instrumental y se hace expresivo.Puede haber un fútbol como lenguaje fundamentalmente prosístico y un fútbol como lenguaje fundamentalmente poético.
…la literatura italiana, sobre todo la reciente, es la literatura de los «elzevirios» elegantes y extremadamente estetizantes. Su fondo es casi siempre conservador y un poco provinciano… en fin, democristiano. Por razones de cultura y de historia, el fútbol de algunos pueblos es fundamentalmente prosaico: prosa realista o prosa estetizante (este último es el caso de Italia), mientras que el fútbol de otros pueblos es fundamentalmente poético.
Roberto Bolaño era un apasionado del fútbol. Hay muchas referencias suyas al deporte, pero seguramente lo mejor es un cuento, Buba, de la colección Putas asesinas. El protagonista es un futbolista chileno fichado para jugar en Barcelona. Al llegar se lesiona y pasa una temporada en el banquillo, de juergas y sumido en una gradual decadencia. Hasta que le meten en un apartamento con Buba, un nuevo jugador venido de Africa. Buba le inicia en unos rituales de sangre que hacen magia con el balón y les convierten en invencibles en el terreno de juego. Es un cuento fabuloso, de una extraña nostalgia. Totalmente recomendable. Tiene muchas escenas describiendo jugadas y partidos, como esta:
Ahora tal vez debería decir algo acerca de los goles. El primero (que fue el segundo del encuentro) se produjo tras un córner que sirvió Palau. Buba, en medio del barullo, metió la pierna y marcó. El segundo fue extraño: el equipo rival ya había aceptado la derrota, corría el minuto 85, todos los jugadores estaban cansados, los nuestros probablemente más, el tono del partido era francamente conservador, y entonces alguien le pasó la pelota a Buba, con la esperanza, digo yo, de que la devolviese o la retrasara, pero Buba corrió por su batida, rápido, mucho más rápido de lo que había estado en el resto del partido, se acercó a unos cuatro metros del área grande y cuando todos esperaban que centrara soltó un tiro que sorprendió a los dos defensas que tenía delante y al arquero, un tiro con un chanfle como yo no había visto nunca, un disparo endemoniado propio sólo de los jugadores brasileños, que se coló por la escuadra derecha de la portería contraria y que puso a todos los espectadores de pie.
Esa noche, después de celebrar la victoria, hablé con él. Le pregunté por la magia, por el hechizo, por la sangre en el vaso. Buba me miró y se puso serio. Acerca tu oreja, dijo. Estábamos en una discoteca y apenas nos oíamos. Buba me susurró unas palabras que al principio no entendí. Probablemente yo ya estaba borracho. Luego alejó su boca de mi oreja y me sonrió. Tú pronto podrás marcar goles mejores, dijo. De acuerdo, perfecto, dije yo.
Handke escribio El miedo del portero ante el penalti, que luego fue adaptada al cine por Wim Wenders (con el en la foto) en la maravillosa película del mismo nombre. Recopilando la lista de esta entrada, the Cuentista no ha podido dejar de advertir que el portero es la figura mas literaria del fútbol. De lejos. La historia de Handke en realidad no se desarrolla en el campo de juego. Al portero, Bloch, lo echan del partido y termina asesinando a una cajera de un cine. Sin embargo, la soledad y estrategias del asesino parecen encontrar un paralelo en el destino de un guardameta. En esta escena, Bloch esta viendo un partido en la tele de un bar cuando se pita un penalty:
Bloch vió cómo poco a poco todos los jugadores iban saliendo del área de castigo. El que iba a lanzar el penalty colocó el balón en el sitio adecuado. Entonces él mismo retrocedió y salió del área de castigo.
—Cuando el jugador toma la carrerilla, el portero indica con el cuerpo inconscientemente la dirección en que se va a lanzar, antes de que haya dado la patada al balón, y el jugador puede entonces lanzar el balón tranquilamente en la otra dirección.— dijo Bloch. Es como si el portero intentara abrir una puerta con una brizna de paja.
De repente, el jugador echó a correr. El portero, que llevaba una camiseta de un amarillo chillón, se quedó parado sin hacer un solo movimiento, y el jugador le lanzó el balón a las manos.
Confíamos en la France para intelectualizar los aspectos mas prosaicos del balompie. En 1985 Marguerite Duras entrevistó a Michel Platini para el diario Liberation. No se sabe que es mas hilarante, si la surrealista entrevista o la semblanza que de ella hizo Platini (que en su momento no tenía ni idea de quien era aquella mujer) a la muerte de la autora:
Una hora con Marguerite Duras fue para mi mas difícil que cualquier partido de mi carrera. Había incluso preguntas que no alcazaba a comprender. Hablaba sin cesar del angelismo, había inventando una palabra, el hombre-ángel (l’angélhomme) para referirse a los futbolistas. Me consideraba un ángel azul. Era divertido, era algo nuevo, una manera totalmente distinta de percibir el deporte.
Hay incluso una obra de teatro basada en la entrevista que se estreno en el 2015.
No hay muchas obras que aunen fantasía y fútbol. Pero siempre nos quedará Pratchett. En El Atlético Invisible trajo el fútbol (o algo parecido) a Discworld para regocijo de todos. Ante el espectro de drásticos recortes presupuestarios, los magos de la Universidad Invisible de Ankh-Morpork se ven obligados a ceder a la voluntad de Vetinari y reanudar con la tradición futbolera de su venerable institución. Es verdad que según Pratchett ésta es una de sus novelas con menos elementos fantásticos. Según él se acerca mas al realismo mágico.
—¿cuantas veces has visto el balón en juego? Apuesto a que casi nunca.
—Bueno, vale, pero lo importante no es el fútbol.
—¿Me estas diciendo que lo importante del fútbol no es el fútbol?
Glenda desearía haber tenido una educación como es debido o, a falta de ella, cualquier educación real; pero no pensaba echarse atrás a estas alturas:
—Es compartir —dijo—. Ser parte de la multitud. Es cantar todos unidos. Es el conjunto. El todo.
La conocida afición al fútbol de Marías le redime, a nuestro ojos, de su tendencia a la pedantería. Marías ha publicado incluso un libro sobre fútbol: Salvajes y sentimentales. Letras de fútbol. En realidad se trata de una recopilación de piezas varias. Para Marías el fútbol es temor y temblor, dramaticidad y zozobra, una mezcla de sentimentalidad y salvajismo, una escuela de comportamiento y nostalgia, y la escenificación de la épica al alcance de todo el mundo. Pero sobre todo es, como el titulo del primer y celebre ensayo del libro, La recuperación semanal de la infancia:
Lo que si se es que no hay deporte que mas angustie, cuando es angustioso. Es mas, en mi caso particular confesare que es de las pocas cosas que me hacen reaccionar hoy en día de la misma manera —exacta— en que reaccionaba cuando tenia diez años y era un salvaje, la verdadera recuperación semanal de la infancia.
Salvajes y sentimentales es un imprescindible para cualquiera que aune la afición al futbol con la de la lectura.
Shakespeare hace varias menciones en su obra al futbol, que era un juego de enorme popularidad en Inglaterra entonces como ahora. En el Rey Lear, el conde Kent vocifera: “¡Tú, despreciable jugador de fútbol!”. Y en la Comedia de los errores o de las equivocaciones (que uno no sabe como llamarla en español), Drumio dice:
Ruedo para vos de tal manera…
¿Me habéis tomado por un balón de fútbol?
Me pateáis hacia allá,
y él me patea hacia aquí.
Si he de aguantar a vuestro servicio,
deberiais forrarme de cuero
Camus fue portero de un equipo de estudiantes en su Argelia natal (en la foto). Del fútbol dijo:
Porque, después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol, lo que aprendí con el RUA, no puede morir. Preservémoslo. Preservemos esta gran y digna imagen de nuestra juventud. También estará vigilándolos a ustedes.
Hay quien piensa que lo que quiso decir es que el existencialismo le viene de la portería: todo el tiempo pasado entre los palos reflexionando sobre el absurdo destino del guardameta, que si su equipo mete gol no tiene nada que ver y si el equipo pierde es a todos los ojos el culpable.
Aficionado también al boxeo y al esgrima (aunque su gran obsesión fue la caza de mariposas), Nabokov, como Camus, fue portero de fútbol en su juventud. En su autobiografia, Habla Memoria, cuenta:
De todos los deportes que practiqué en Cambridge, el fútbol ha seguido siendo un ventoso claro en mitad de un período notablemente confuso.
Me apasionaba jugar de portero.
En Rusia y en los países latinos, ese intrépido arte ha estado rodeado siempre de un aura de singular luminosidad.Distante, solitario, impasible, el portero famoso es perseguido por las calles por niños en éxtasis.
Está a la misma altura que el torero y el as de la aviación en lo que se refiere a la emocionada adulación que suscita… Es el águila solitaria, el hombre misterioso, el último defensor.
Una cosa que advertirá cualquier observador casual de esta entrada es que no abundan las mujeres. No esta fácil. En Argentina y en España hay algun que otro combinatorio de relatos de fútbol escritos por mujeres. A menudo resultan forzados, con prólogos donde las autoras se explayan y hasta enorgullecen de su ignorancia del deporte. No así Moix, que era hincha dedicada del Barça y escribió un libro titulado Un poco de pasión y otros cuentos de fútbol. Un pasaje de uno de los relatos:
Relajante. Ante todo, ver un partido de futbol retransmitido por televisión le resulta relajante. Sumamente re-la-jan-te. Y, así, silabeando en voz baja y con pausada entonación, pronuncia el termino al repetirle a su mujer que, al contrario de lo que ella parece dar a entender, con sus reiterativos ¡tranquilo, hombre, tranquilo, seguro que ganan el titulo!, a el, ver un partido de futbol en casa, sentado cómodamente en un sillón frente al televisor le resulta, muy, pero que muy re-la-jan-te. Y si a veces da muestra de inquietud, no se debe al hecho de seguir la marcha del encuentro con excesivo apasionamiento, ni al cero a cero indicado en el marcador, sino, precisamente a los insistentes no te pongas nervioso de su mujer, ilógicos a todas luces, tras una convivencia matrimonial de veinte años.
El escritor irlandés ha escrito bastante cosas de fútbol, incluyendo ayudar a Roy Kane (con él en la imagen) a escribir sus memorias. Negro de lujo vaya. Me encanta un microcuento que publico en su pagina del Facebook con ocasión del referéndum sobre el matrimonio gay en Irlanda el año pasado. Es un dialogo entre dos amigos en el que uno se asombra de que el otro vaya a votar a favor por su sobrino gay. Un fragmento:
—Estoy viendo el fútbol ¿vale?. Y siempre viene a casa cuando estoy viendo el fútbol . Y se sienta al lado mía, muy bien. Pero entonces…, pon que es el Real Madrid. Dice: «¡Oh! Me encanta Ronaldo», o «Pásasela a Ronaldo.» Así que, la otra noche, me harte bastante y le dije: «¿Pero que es lo que tiene Ronaldo?» Y dice: «Su ritmo, su precisión, su zancada, la habilidad con el balón parado, la manera que gira… las estadísticas hablan por si solas.» En ningún momento mencionó sus jodidos rizos o su six-pack o como sea que llaman a los músculos ahora.
—Y eso te fastidió ¿o qué?
—Bueno, me la jugó. No. Hizo que pareciera un imbécil. Siempre esta haciendo eso, dejándome en evidencia. Así que pensé para mi: «unos cuantos años de matrimonio le van a quitar la chulería al jodido este.»
El escritor argentino afincado en España (y premio Hyperion de poesía) escribió una evocación de su infancia bonaerense titulada El gol y la memoria (Revista literaria Mercurio de Junio 2002). El texto empieza con la frase «mi infancia son recuerdos de un patio con gravilla» y cuenta como el fútbol le «salvó» y de los escondidos vínculos entre fútbol y poesía:
Por eso Maradona, además de un imposible cuento fantástico en diez segundos, con aquel gol zigzagueante acababa de escribir, sin saberlo, el nuevo Martín Fierro. Todo un poema épico que, además de ser relatado hasta la saciedad en las calles, venía a terminar de dibujar el espejismo de la reconstrucción.
Me recuerdo, tras el mundial de México, hojeando la prensa en busca de reportajes sobre la selección. Y recuerdo también aquellas fotos de aquel anciano que, con el tiempo, se me iría también divinizando. Aquel anciano cuyo rostro, entonces, no reconocí del todo. Las noticias alternaban fútbol y literatura. El mes de agosto de 1986 iba entibiándose. Maradona acababa de levantar la copa, y Borges acababa de agachar la cabeza. Por aquel entonces, leía yo novelas de aventuras, de misterio o de terror. Dentro del colegio -donde no había alumnas- buscaba una amiga en la pelota.
Es una pena que Stefano Benni no sea mas conocido en Espana. Quizá tengo debilidad por él porque el primer libro que me leí en italiano fue su Bar Sport, que tiene como referencia la temporada futbolera. Ha escrito muchos pasajes de fútbol . Inclusive invento un fútbol nuevo que llamo pallastrada (pelotacalle) en su novela juvenil La cofradía de los Celestinos. Es una distopia ambientada en una Italia alternativa (Gladonia, del ingles Glad). La historia sigue a tres niños que viven en un orfanato y se escapan a jugar el campeonato del mundo de pallastrada, un futbol callejero y clandestino de reglas idiosincracias y partidas que duran días.
He encontrado también un poema dedicado a los guardametas (La soledad del portero de futbol) que sugiere que Benni no debería hacer incursiones demasiado frecuentes fuera de la prosa. Reproduzco un fragmento.
LA SOLITUDINE DEL PORTIERE DI CALCIO
Era fuori, fuori, fuori
il fallo era fuori dell’area
quel cretino d’arbitro e’ arrebato
ha fischiato.Solo davanti a voi centomila
che ansiosi spiate.
Solo quando c’e’ il rigore
vi ricordate di me,del vostro portiere
ditemi perche’.
E dai tira, tira ,tira(Era fuera, fuera, fuera/ era falta fuera del área/el imbecil del arbrito ha venido/ha tocado el silbato./Solo frente a vosotros cienmil/ que espiáis ansiosos./ Solo cuando hay penalty/ os acordáis de mi/ de vuestro portero/ decidme porque./ Y venga tira, tira, tira).
Borges dejó dicho que el fútbol es popular porque la estupidez es popular. Es menos conocido que en 1967 se unió a su gran amigo y writing buddy Adolfo Bioy Casares para escribir un cuento destinado a una antología de tema fútbol. El cuento, brevisimo, se titula Esse est percipi (Ser es ser percibido) e imagina un mundo en el que el fútbol deja de ser deporte disfrutado en vivo para convertirse en puro espectáculo manufacturado. Leyéndolo ahora uno no puede evitar de notar los paralelismos con el fútbol actual de clubs y los escándalos de partidos arreglados.
El último partido de fútbol se jugó en esta capital el día 24 de junio del 37. Desde aquel preciso momento, el fútbol, al igual que la vasta gama de los deportes, es un género dramático, a cargo de un solo hombre en una cabina o de actores con camiseta ante el cameraman.
Volvamos a los franceses que reservan al fútbol lo mas escogido de su intelectualidad. No se tiene constancia de que Sartre jugara al foot: se la pasaba en los cafés y es lo que tiene. Pero en una des sus obras cumbres, la Critica de la razón dialéctica, se valió del fútbol como analogía y dejó dicha una de las frases míticas del existencialismo:
En el fútbol todo se complica por la presencia del equipo adversario.
Para Sartre, el fútbol ejemplifica perfectamente la inter-relación determinante entre las acciones del otro y las propias, reveladas por la indiferenciación del derecho y del deber para cada jugador, así como el juego de las reciprocidades diversas entre jugadores, grupo adverso y espectadores. Solía ir a ver a su equipo (obviamente el St Germain, el equipo de la Rive Gauche) armado con papel y lápiz para anotar estas observaciones.
Es previsible pero inevitable incluir en esta lista la Fiebre en las gradas de Nick Hornby. Un libro que marcó un antes y después en la relación entre fútbol y literatura y que fue seminal para una cierta generación. Además de lanzar al estrellato a su autor. Como estamos en plan previsible, pongo la cita mas conocida del libro, que hay que reconocer que es buena:
Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo.
El escritor uruguayo es sin duda la referencia en escritura futbolística en castellano. Ha escrito libros como El futbol a sol y sombra y ha dejado frases y citas que se han convertido en tópico, como aquello de que se puede cambiar de religión o mujer, pero no de equipo. O la comparación entre el gol y el orgasmo. Otras menos manidas nos muestran un Galiano alejado del fanatismo futbolero:
Yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y en los estadios suplico una linda jugadita por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece.
Pero yo me quedo con lo que se queda él:
Y yo me quedo con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido.
No hay mucha poesía inspirada en el futbol. Alberti escribio un poema que fue célebre: Oda a Platko (un guardameta húngaro de cuando Hungría era lo más en futbol). Estas son las tres primeras estrofas.
Nadie se olvida, Platko,
no, nadie, nadie, nadie,
oso rubio de Hungría.Ni el mar,
que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más regía.Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,´
guardameta en el polvo,
pararrayos.
En 1972 el nóbel español publicó un libro titulado Once cuentos de fútbol con extrañas ilustraciones de un niño llamado Pepe. Por alguna razón, los cuentos estan organizados en «mamotretos». Tengo que reconocer que no he leído el libro y como no soy fan de Cela tampoco creo que lo lea. Pero es una curiosidad que merecía incluirse en esta lista.
Barnes es hincha declarado del Leicester City. En Mayo de este año escribió un articulo en The Guardian titulado My Stupid Leicester City Love en el que explica como su equipo de toda la vida se ha convertido en el mas popular de la liga inglesa haciendo lo contrario a lo que hacen los grandes: gastar poco dinero y simbolizar un ethos, un tipo de football, que en el fondo es el que sigue atrayendo a los fans: romántico, generoso, modesto, trabajador… Lo que él llama: «las virtudes puritanas vestidas de azul».
Muy puritano, pero luego recurre al catolicismo… En un pasaje que nunca me hubiera esperado del comedido Barnes, nos cuenta porqué piensa que él es personalmente responsable del éxito de su equipo. Atención:
En Marzo del año pasado, cuando los Foxes [apelativo del Leicester City] estaban al fondo de la tabla y parecía que no había esperanza, me encontré en Santiago de Compostela. Detrás del altar mayor de la catedral hay un busto esmaltado y enjoyado de Santiago, al que se accede por los dos lados por unas escaleras. Aparentemente, la tradición es que los creyentes esperanzados abracen al Santo por detrás mientras hacen una petición. Esto no es mi estilo. Pero entonces me explicaron que antes de salir a jugar los Mundiales o la Eurocopa, la selección española sube por las escaleras, abraza el busto, y le piden la victoria. Así que, en modo irónico, di un abrazo al viejo Santiago y le pedí que se asegurara de que el Leicester City se librara de bajar a segunda. Mientras me disponía a bajar por el otro lado le dije susurrando: «Y si puedes hacer eso, es probable que tenga que creer en ti». Cuando acabó la temporada y los Foxes no solo no habían bajado pero estaban en mitad de la tabla sentí una cierta desazón moral. Y ahora mira lo que ha hecho: Santiago el Super-Concededor. En cuyo caso –y aquí puede que este tentando nuestra suerte teológica –está la pequeña cuestión del Champions League la próxima temporada… Entonces si que creeré en ti.
Traemos aquí a Julian Barnes también porque por lo visto lleva tiempo pensando una novela en la que el protagonista seria un linier; la idea de alguien que es periférico, necesario y poco apreciado. Estaremos pendientes. Igual es la elusiva great football novel.
sacachis says
junio 18, 2016 at 3:14 amUn cuento de fútbol que me encanta es El viejo del arból, de Fontanarrosa. Es de un viejo que ve arte en el fútbol. Te dejo un link por si le querés echar una ojeada: http://m.tn.com.ar/tnylagente/deportes/un-cuento-de-futbol:-viejo-con-arbol-(roberto-fontanarrosa)_330823
The Cuentista says
junio 19, 2016 at 8:17 pmMuchas gracias por el cuento! Lo tendré que guardar para otra antología… O hacer una de escritores argentinos que escriben de futbol, porque creo que es el país donde mas se mezcla futbol y literatura.
Alfonso Morillas says
junio 20, 2016 at 9:15 amUn gran artículo, y una nueva demostración de que «fútbol» y «literatura» hacen muy buena pareja 😀
Muchas gracias por tus palabras sobre el blog http://www.futbolclubdelectura.com, y enhorabuena por tu página, es fantástica.
¡Saludos!
The Cuentista says
junio 21, 2016 at 1:11 pmGracias a ti Alfonso por pasarte por aquí y comentar.
Rodrigo Prado says
enero 14, 2019 at 10:58 pmNo entiendo la omisión, asumo por desconocimiento, de Fontanarrosa. El máximo exponente mundial de literatura y fútbol.