En una entrada anterior he contado, en base a la reciente TED Talk de Adam Grant, como procrastinar estimula la creatividad, proporcionando un espacio para la creación y estimulando el hiperfocus.
Es fácil hacerse ilusiones. Siento si he inflado vuestras expectativas, pero seamos claros: querer ser escritor, así sin mas, y luego dedicarse a perder alegremente el tiempo no nos va a convertir en escritores. Ni del día a la mañana ni en cien años.
Entonces: ¿que hacer para que la procrastinación se convierta en tu aliada, en vez de en tu peor enemiga?
The Cuentista se ha mirado la ciencia, ha repasado las experiencias de algunos grandes escritores, y ha concluido estos consejos:
TEN UNA IDEA CLARA DE QUE ES LO QUE VAS A PROCRASTINAR ANTES DE PONERTE A PROCRASTINAR
En uno de los experimentos que menciona Grant, se puso a un grupo a trabajar en una tarea, y a otro se les pidió que jugaran al minesweeper un rato antes de meterse en faena (si os acordáis del minesweeper, tenéis el carnet de procrastinators experimentados). Los que jugaron al minesweeper tuvieron y pusieron en practica ideas 28% mas creativas que los otros (no me preguntéis como se mide esto, yo no he hecho el experimento).
Lo interesante es que este efecto de aumento de la creatividad no se daba si jugaban al minesweeper antes de saber que tarea se les había encomendado. Es decir, para conseguir que perder el tiempo estimule la creatividad, hace falta que constituya procrastinación en el sentido estricto del término. No basta perder el tiempo. Ha que perder el tiempo con la conciencia de estar perdiendo el tiempo en vez de hacer lo que tienes que hacer. Porque como decíamos arriba, una parte de tu cerebro tiene que estar enganchada a la tarea que tienes por delante, para que se te ocurran ideas que puedas aprovechar luego en esa tarea.
De modo que para que la procrastinación te funcione necesitas saber que es lo que estás procrastinando. Cuanto mas específicamente, mejor. Si sabes que quieres escribir una novela histórica situada en el Renacimiento. Si tienes, o piensas que tienes, perfilados los personajes y más o menos la trama, si visualizas el estilo que le quieres dar, el numero de paginas, el publico al que esta dirigida… Si, en resumen, tienes bastante claro lo que quieres hacer, lánzate felizmente a no hacerlo y obtendrás tu recompensa.
ESTATE DISPUESTO A RENOVAR TUS IDEAS
La procrastinación no te va a servir de nada si luego no haces caso y seguimiento a las ideas que te surgen procrastinando. Puede que tengas muy claro que tipo de novela quieres escribir, pero tienes que estar dispuesto a cuestionar todas tus certidumbres. La mente creativa es ante todo una mente flexible. Cuando tu cerebro comienza a vagabundear por ahí, cuando esta en modo creativo on sin nada que le moleste, está idealmente abierto a ideas, sin cortapisas, sin prejuicios, sin conceptos preconcebidos. Por lo visto esta demostrado que las primeras ideas que se le ocurren a uno son generalmente las mas convencionales. Las nuevas ideas surgen cuando nuestro cerebro entiende que algo no esta un terminado, cuando estamos aun abiertos a las posibilidades. La persistencia es un elemento intrínseco, aunque subestimado de la creatividad. Y cuantas más ideas se nos ocurren, más y mejores son, en una proporción geométrica de la capacidad creativa. Así que procrastina con la disposición de escuchar cualquier cosa que a tu mente se le ocurra, y preparado a cambiar cualquier idea que ya tenias. Si no, no procrastines: estás perdiendo el tiempo.
NO COMPARTEMENTALICES
Un consejo típico para escritores es aquello de divide y vencerás: es decir, estructurar el trabajo en partes de planificación autónoma y multiplicar los objetivos y las recompensas asociadas a su conclusión. La teoría es que de ese modo eliminamos el respeto que impone una tarea que se nos antoja inabarcable. Y que cada uno de los segmentos de la tarea pueden organizarse de una forma eficiente, clara y sencilla.
Obviamente, el primer peligro de este método es que funcione, lo que deja poco espacio a la procrastinación porque uno está siempre metido en faena con alguno de los accesibles segmentos. Pero además, las grandes ideas necesitan que tu mente este centrada en grandes proyectos. Una novela no es la suma de sus capítulos, es algo más, es otra cosa.
Esto no quiere decir que uno no se tenga que preocupar por el detalle. Al contrario, en la ficción todo camino se hace paso a paso, es el pájaro a pájaro que dice Anne Lamott. Al escritor tienen que importarle igualmente el bosque y los arboles. Lo que no merece la pena es coger una cuerda y andar dividiendo el bosque en segmentos aleatorios, que no representan ni el todo ni la parte aunque te faciliten el trabajo. Atrévete a no hacerlo.
NO HAGAS TIME PLANNING
Si todo el tiempo que perdemos concibiendo complicadas maneras de distribuir nuestro tiempo eficientemente, lo pasaremos pensando, leyendo y escribiendo….
OLVIDATE DEL CARGO DE CONCIENCIA Y ATREVETE A PROCRASTINAR SIN REMORDIMIENTOS
Un cierto sentimiento de culpa, una cierta angustia ante la tarea que se afronta, siempre serán elementos de cualquier procrastinación que se precie. Sino uno no se pondría nunca a la tarea. Sin embargo, la conciencia del poder creativo de la procrastinación debería atenuar ese sentimiento de culpa, de tal manera que las posibilidades creativas se expriman al máximo. Por ejemplo, una típica pérdida de tiempo de los escritores es pasarse con la documentación. Mientras te matas horas buscando información en google para contextualizar tu novela, te puedes imaginar que estas trabajando. No importa que tu historia sea una distopia en una pseudo-Inglaterra victoriana y que por alguna razón que ignoras estés ahora mismo enfrascada en explorar una web sobre el folklore y las costumbres de los navajos. A ver, si eso te divierte, adelante. Pero no lo hagas para tranquilizar tu conciencia. Si darías tu vida por irte a andar en bici en vez de leer sobre un tema que te parece soporífero y además no te sirve de nada, sal a la calle y coge tu bici. Cabe la posibilidad que la solución a ese agujero que tienes en la trama te esté esperando en los pedales.
CREA RITUALES PARA VENCER EL MIEDO
Una razón para no acabar lo que se empieza, muy frecuente en el caso de los escritores, es el síndrome del impostor, por el cual el autor entiende que es un incompetente que escribe solo basura, y que si alguien lee lo que produce se terminará descubriendo su fraude. No hace falta ser un escritor novel para sufrir de esta condición. Neil Gaiman cuenta que se sintió así cuando tuvo sus primeros éxitos y que esperaba que en cualquier momento un señores de traje y con un bloc de notas vinieran a desenmascararle. Elizabeth Gilbert ha hablado de la certeza que tienes de que ya nunca a nadie volverá a gustarle lo que escribes después de haber producido un mega bestseller. Es un sentimiento sin duda paralizante, pero procrastinar no es lo mismo que vivir paralizado en la inacción. Dice Alain de Botton:
El trabajo empieza cuando el miedo de no hacer nada, supera el miedo a hacerlo mal.
Este miedo es quizá lo que explica que tantos escritores empiecen a escribir (o a publicar) tarde. No pasa nada. La teoría de la procrastinación creativa nos dice que el tiempo no se ha perdido. Cervantes hubiera sido seguramente otro si se hubiera quedado en casa en vez de irse a pelear en Lepanto. Conrad y Melville no hubieran escrito igual, si antes de dedicarse a la literatura no se la hubieran pasado surcando los mares. Para un escritor, haberse dedicado a algo distinto de su vocación puede ser, frecuentemente lo es, una ventaja. Pero en algún momento hay que empezar.
Y como hacer para abandonar el miedo? Créate un ritual.
Graham Greene (quien lo diría con tantas novelas que escribió) era un master procrastinator. Le costaba enormemente empezar y era un experto en perder el tiempo. Se convencía de que necesitaba ver una cierta combinación de números antes de ponerse a escribir. Cuando la veía, se sentaba y ponía manos a la obra. Se dice que pasaba horas en la calle mirando pasar a los coches, esperando que la dichosa combinación apareciera en alguna matricula. Dickens, que no publico su Origen de las Especies hasta cumplido los 60 y eso porque le chivaron que había otro que iba a publicar la misma teoría, también tenia un ritual: necesitaba tener en la mesa 9 objetos 9, para ponerse a escribir. Y no 9 objetos cualquiera: Un jarro verde, un sapo de bronce…
Lo que sea, mientras te ponga en marcha (cuando el momento llegue de ponerse en marcha).
SACA UNA DEADLINE DE DONDE PUEDAS, DE LA MANGA TAMBIEN VALE
Uno de los grandes beneficios de la procrastinación es que estimula el hiperfocus. Pero ¿cómo ponerte en modo hiperfocus, cuando no hay ningún plazo extrínseco que te ponga bajo presión? Tu quieres escribir una novela, pero seamos francos, al mundo no podría importarle menos si la terminas mañana o dentro de 15 años.
Vas a tener que inventarte alguna historia. Y mas vale que sea convincente. La ventaja es que si eres escritor te dedicas a esto. A inventarte historias convincentes.
Esto merece una entrada más detallada, pero hay muchas cosas que puedes hacer para crearte una linea de la muerte:
– Busca un plazo externo y créetelo.
Una manera típica de hacer eso es presentarte a un concurso literario. Los concursos tienen una cosa que es muy útil al procrastinator: una fecha de entrega. Convéncete de que ese cuento que tienes en la cabeza ganará el XVII concurso de relatos de Villatuerta de Arriba, y grábate la fecha de entrega a fuego en la frente.
– Algo parecido es apuntarte al NaNoWriMo y cosas por el estilo.
También se trata de coger una fecha que viene de fuera, y creértela. Con todas tus fuerzas.
– Explota tu sentido del ridículo.
Cuenta a todos tus familiares, amigos y colegas que estas escribiendo una novela (o que te vas a presentar a tal o cual concurso). Pon una fecha. Da cuentas.
– Manipula las condiciones en tu vida para imponerte presión.
Es una solución drástica pero de las mas efectivas. Un amigo mío dejo su trabajo durante un año para escribir una novela.Con tres niños pequeños y el consiguiente sacrifico económico de la familia, sabia que ese año era su única oportunidad. No la dejo pasar.
– Simplemente espera a que llegue tu momento (pero estate preparado para reconocerlo).
A veces es solo cuestión de estar atento, y que no se te pase de largo ese punto en el tiempo en el que de pronto todo encaja. La escritora Robin Black no empezó a escribir y publicar hasta bien pasados los 40. En su caso el trigger fue que le diagnosticaron TDAH (Trastorno del déficit de la atención). De repente algo hizo click en su cabeza y fue capaz de escribir consistentemente. Aun así, sigue procrastinando a diario, como debe ser.
DEJA PASAR UN TIEMPO ANTES DE REVISAR
Increíblemente, todos los trucos han dado resultado, las estrellas se han alineado y, gracias a la procrastinación, has conseguido terminar to manuscrito. ¿Y ahora que? Stephen King, ese guru de la escritura, no es precisamente un candidato a procrastinator mayor del reino. Ni se sabe la de libros que lleva escritos. Pero uno de sus consejos es que una vez que termines el primer borrador, lo dejes en un cajón durante varias semanas antes de leer una linea. Es un buen consejo. No solo porque luego coges el manuscrito con ojos frescos. Si no porque durante ese periodo, tu cerebro va a seguir trabajando sobre el tema, seas o no consciente. Es una especie de procrastinación estructural y deliberada. Otra vez, un espacio que te concedes a la creatividad.
¿A que esperas para empezar a procrastinar?
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