En Internet abundan las listas de escritores, científicos o pintores que empezaron tarde o que destacaron nada más quitarse el chupete. Parece claro que la creatividad puede florecer a cualquier edad. Mas difícil es encontrar razones que expliquen por qué unos despuntan jóvenes y otros lo hacen cargados de años. Por suerte dos de los autores favoritos del Cuentista en estas cosas del ser creativo, Malcolm Gladwell y Adam Grant, han escrito sobre el tema. Ambos se basan en el trabajo del economista David Galeson y llegan a una misma conclusión: Que las diferencias entre unos y otros se corresponden a distintos tipos de creatividad.
En principio, por lo menos en nuestra civilización occidental, tendemos a asociar innovación con juventud. Por ejemplo Albert Einstein, que sentenció:
Alguien que no ha hecho su gran contribución a la ciencia antes de los 30, no la hará nunca.
Einstein mismo estaba en la veintena cuando formuló su revolucionaria teoría de la relatividad. Así que es posible que al decir algo tan drástico estuviera condicionado por su propia experiencia. De seguro no estaba teniendo en cuenta la evidencia, que le hubiera recordado que Charles Darwin publicó su teoría de la evolución de las especies pasados los 60. Los hechos demuestran una y otra vez que la creatividad no es privilegio de una edad, y esto resulta ser así incluso en las disciplinas que mas se asocian con la juventud, como la poesía.
La mera palabra «poeta» evoca imagines de lánguidos jóvenes a lo Rimbaud que se apresuran a terminar con sus vidas habiendo consumido su genio antes de dar tiempo a que les salga la barba. O etéreas ninfas que profesan el culto de Silvia Plath. Galeson desafió este tópico con una investigación un tanto random, como lo suelen ser las que se enfrentan a temas tan elusivos como la creatividad: Compiló 47 antologías de poesía (en inglés) e identificó los 11 poemas más frecuentes. Luego miró a que edad se habían compuesto. T.S. Elliot escribió «Prufrock» a los 23, pero Robert Frost concibió «Stopping by the Woods on a Snowy Evening» a los 48. Los hay escritos a los 30, 40 o 59. Seria absurdo deducir nada preciso de este cómputo pero lo que deja claro es que no hay una asociación evidente entre poesía y juventud.
En el ámbito literario hay ejemplos extremos, como Jose Saramago, que comenzó a escribir y publicar en serio sexagenario para ganar el Nobel poco después. O Françoise Sagan, que publicó Bonjour Tristesse a los 19. Pero producir una primera novela pasados los 40 no es inhabitual, como no lo es hacerlo en la veintena.
La cuestión es: ¿por qué unos despuntan pronto, como narcisos abriéndose paso en la ultima nieve, y otros florecen tarde, como las morosas violetas del otoño?
La radical tesis de Galeson es que el momento en el que se alcanza el culmen de la creatividad depende del proceso creativo de cada cual. Y básicamente hay dos tipos de creatividad: (1) conceptual, y (2) experimental. Explica Grant:
Los innovadores conceptuales formulan una gran idea y la ejecutan. Los innovadores experimentales resuelven problemas a través del tanteo, aprendiendo y evolucionando sobre la marcha. Trabajan en un problema concreto, pero no tienen una solución especifica en mente desde el principio. En vez de planificar con antelación, resuelven sobre la marcha.
1. CREADORES CONCEPTUALES
Los creadores conceptuales lo son en el sentido de que empiezan a trabajar con una idea clara de a dónde quieren ir, y entonces ahí que van. Su acto creativo consiste en dar vida a ese concepto anterior a la realización del mismo. A menudo plasman sus ideas con rapidez y tienen pocas dudas. Les empuja la visión.
Un paradigma del creador conceptual es sin duda Pablo Picasso. Al rato de presentarse allí con 20 añitos conquistó París. Pintó Les Demoiselles d’Avignon el verano de sus 26 años. Para cuando cumplió los 30 no quedaba nadie cuya opinión importara que no le considerara un genio. Su filosofía personal encaja como una camisa hecha a medida en la descripción de la creación conceptual de Galeson. «No pinto lo que veo si no lo que pienso«, dijo. Picasso confesaba no ser capaz de entender siquiera a que se referían otros artistas cuando hablaban de investigación. «Nunca he hecho intentos o experimentos,» decía.
La primera novela publicada (llevaba varias escritas) de Bret Easton Ellis, Less than Zero, vendió 50 000 ejemplares en cuatro días. La escribió mientras estaba en el colegio. Terminó American Psycho con 23 años. Como con Picasso, sus reflexiones sobre como entiende el proceso creativo son una descripción del creador conceptual. También como Picasso, Eston Ellis entiende su propia creatividad como algo natural, fluido. Dice:
Bueno, yo creo que ningún libro debería ser difícil de escribir. Deberías estar lo suficientemente inspirado como para encontrarlo estimulante. No entiendo esos escritores que se quejan de lo difícil que es escribir un libro… No puedes forzar la creatividad. Cuando viene, viene… También siempre preparo un outline bastante largo, de modo que cuando me pongo a escribir el texto, estoy ya bastante convencido de lo que voy a decir… El outline me guía por toda la novela. En cuanto a investigación… si alguna vez empiezo a investigar algo lo dejo, porque estoy escribiendo ficción y la realidad nunca se corresponde a lo que quiero hacer en una novela.
Creador conceptual hasta la médula. Y por cierto que una característica de los innovadores conceptuales parece ser que es la incapacidad para entender procesos creativos distintos al propio…
2. CREADORES EXPERIMENTALES
Los innovadores experimentales trabajan a la manera inversa de los conceptuales. Sus objetivos son imprecisos, y su procedimiento es tentativo. Dice Galeson:
Estos artistas se repiten… gradualmente cambiado sus maneras en un proceso experimental de tanteo… Los artistas experimental desarrollan sus habilidades de un modo gradual en el curso de sus carreras, mejorando su trabajo lentamente y en largos periodos.
Saramago alcanzo por vez primera notoriedad a los 58 años con la publicación de Alzado del Suelo. La primera versión, muy distinta, la había terminado 4 años antes. Se basaba en varias largas estancias en el Altentejo donde recopiló entrevistas y cientos de documentos. Para Saramago la experiencia era esencial en el aprendizaje y en el desarrollo de cualquier tarea. Su teoría sobre la inspiración y la creación literaria estaba estrechamente ligada al concepto de la practica habitual, del trabajo cotidiano. Su receta de creador era:
en primer lugar, no perder el tiempo, y en segundo, no tener prisa.
NI PEORES NI MEJORES: DOS CARAS DE LA CREATIVIDAD
Donde Picasso decía, «yo no busco, encuentro», una de sus mayores influencias, Paul Cézanne, afirmó: «Busco en la pintura«. ¿Caben dos filosofías más dispares? Y sin embargo ambas resultaron en obras geniales que dejaron huella.
Con 20 años Cézanne estudiaba derecho en Aix-en-Provence. A la edad de Picasso cuando invento el cubismo, él intentaba que sus pinturas se aceptaran en el Salon de Paris y hacer amistad con los impresionistas, ambas cosas sin éxito ninguno. Hasta rozar los 40 no empezó a dar con ese estilo que ahora reconocemos como inconfundiblemente suyo. Con 66 años y tras dedicarle 6 termino de pintar Las Bañistas, la obra que presagia Les Demoiselles, esa revolución de la pintura que el jovenzuelo Picasso hizo en un rato.
Trajinando por ahí he encontrado un libro que es un hallazgo: Cézanne à Aix, en el que Jules Boléry, entonces un joven admirador, cuenta su visita a un ya consagrado Cézanne en la Provenza. El pintor rechaza sus elogios y le dice:
Ah, aunque soy viejo estoy aun en mis principios. Es ahora que empiezo a comprender, si puede decirse, o creo comprender… Creo estar en el punto en que voy a conseguir unos principios y un método para mi vocación. He buscado mucho tiempo: si, busco aun, sigo buscando… ¡a mi edad!
Cézanne no había leído a Galenos, pero parece plenamente consciente de los distintos tipos de personalidad creadora. A su joven admirador le dice esto de Monet:
Creo ser pintor. O por lo menos, no se cómo, se me reconoce como pintor, porque compran mis cuadros. A pesar de que son cosas imperfectas. Si, si, ah, ¡lo he dicho! Ah, Monet. ¿Conoces a Monet? Yo me esfuerzo… Monet tiene esta habilidad fecunda… mira y de golpe dibuja con proporción. Yo cojo aquí… para meter allí… Monet tiene una visión única de las cosas… Si, un hombre como Monet es feliz, ha cumplido un bello destino… Yo, soy el hombre mas desgraciado del mundo.
Los creadores experimentales a menudo son perfeccionistas, y se sienten frustrados por no conseguir sus difusos goles. Por contra, el innovador conceptual es frecuente que exhiba confianza y a veces aparezca incluso altanero. Cézanne, que a menudo necesitaba cientos de sesiones y posados antes de terminar tirando el cuadro a la basura, entendía y seguramente envidiaba la distinta naturaleza del talento de Monet. Monet, que conocía y apreciaba a Cézanne parece sin embargo ser incapaz de concebir otros procesos creativos y se atrevía a pensar que:
Nadie es un artista si no tiene el cuadro en la cabeza antes de pintarlo, y esta seguro del método y la composición.
El tipo de creatividad de cada cual determina que procesos y elementos son de utilidad o contraproducentes. Es decir, si uno es un creador conceptual, la experiencia, lejos de ayudar puede ser una carga. Igualmente, si uno es un creativo experimental, agarrarse a un concepto o planificar en exceso pueden suponer un freno a la propia capacidad. Es una cuestión de carácter, de personalidad, de cerebro… como se le quiera llamar. El caso es que uno no puede elegir que tipo de creador le apetece ser. Pongamos la fashion icon Iris Apfel (en la foto de cabecera con el diseñador Alexis Bittar para el que modela). Se podría considerar que ha sido descubierta tarde. Pero ¿es qué hubiera sido igual de interesante a los 30 años? Lo dudo. El estilo que preconiza se basa en la acumulación excesiva y la exhibición estrafalaria pero armoniosa de miles de elementos de procedencia dispar. Un estilo que necesita sobre todo tiempo (y también esa actitud WTF que algunos alcanzan con la vejez) para desarrollarse en todo su esplendor. (Por cierto, a no perderse el maravilloso documental Iris, del director Albert Maysles).
Dice Malcolm Gladwell:
Los Cezannes de este mundo florecen tarde no como resultado de un defecto de su carácter, o por distracción, o falta de ambición, sino porque el tipo de creatividad que funciona a través del tanteo necesariamente lleva más tiempo en dar fruto… A veces pensamos en las «flores tardías» como gente de desarrollo tardío… o como artistas que fueron «descubiertos» tarde… En ambos casos, se asume que el niño prodigio y la flor tardía son fundamentalmente lo mismo, y que los genios tardíos son simplemente genios en condiciones de mercado deficientes. El argumento de Galeson sugiere algo diferente: que los que despuntan tarde simplemente es porque no son buenos hasta que están avanzados en sus carreras.
A la inversa, los creadores conceptuales están diseñados para alcanzar su potencial pronto. De algún modo esto confirmaría la intuición de Einstein de que si uno no innova antes de los 30 la esperanza está perdida. Quizá sea así pero sólo para los creadores conceptuales. La máxima no se cumple para Darwin, un paradigma de innovador experimental. Los innovadores jóvenes a menudo, aunque no siempre, tienden a perder fuelle con los años. Según Galeson:
La incapacidad de … los innovadores conceptuales cuando envejecen de igualar los logros brillantes de su juventud no es el resultado de la disminución de las reservas de un supuesto elixir mágico de la creatividad. En vez de eso, está causada por el impacto de la experiencia acumulada… Los verdaderos enemigos de los innovadores conceptuales son el establecimiento de hábitos fijos de pensamiento… Los innovadores conceptuales se pueden convertir en cautivos de un temprano logro importante.
En cambio el método experimental lleva mas tiempo, pero a la larga resulta más sostenible: en vez de reproducir ideas pasadas, la continua experimentación provoca ideas nuevas.
No siempre ocurre así, que el creador conceptual pierda con los años. Ahí esta Picasso. De algún modo Picasso supo resistirse a caer víctima del hábito y de sus propios logros. Visto desde esta perspectiva, sus continuos cambios de estilo cobran pleno sentido. Era como empezar cada vez de cero. Para Picasso:
Todos los niños nacen artistas. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer.
Pero a la inversa para Saramago:
Cuanto más viejo, más libre, y cuanto más libre más radical.
La realidad es que algunos necesitan hacerse viejos antes de morir artistas. A la inversa de lo que ocurre con Picasso, hoy en día las obras que Cézanne pintó después de los 60 cotizan 15 veces más que lo que hizo a los 20, que habrían pasado del todo desapercibidas si hubiera abandonado entonces la pintura. Pero no lo hizo. Malcom Gladwell se pregunta: ¿que condiciones se tienen que dar para que alguien que ‘florece’ creativamente tarde, no abandone antes de llegar a la plenitud? En el caso de Cézanne hay varios elementos importantes:
Primero, tenía un padre razonablemente rico que aunque hubiera preferido que su hijo se dedicara a otra cosa accedió a financiarle durante todos los años durante los que no sacaba ni un franco con su pintura. Además está su amigo de la infancia: un tipo llamado Émile Zola que se lo llevó a Paris, confió en su talento, ejercío de ángel de la guarda y le prestó contactos que de otra manera nunca hubiera hecho. Uno de ellos, Camille Pisarro, lo tomo como discípulo. Básicamente, si eres un creador experimental y mientras llega tu momento te conviene tener dos cosas: (1) medios de financiación, y (2) gente que crea en ti contra toda evidencia.
Uno no puede evitar preguntarse cuantos creadores experimentales que carecen de estos dos pilares se pierden por el camino. Pero también cabe cuestionarse que le hace falta al creador conceptual para alcanzar su potencial antes de que se le pase el arroz. Esto ni Gladwell ni Grant lo examinan, pero si eres un conceptual yo diría que ya te puedes ir dando prisa.
Y tú: ¿qué tipo de creador eres?
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